En este ámbito trabaja con los factores psicológicos que inciden en el rendimiento deportivo, tales como la motivación, el estrés psicosocial, la autoconfianza, la autoestima, el nivel de activación, la atención, la toma de decisiones… así como la gestión de emociones que puedan derivar de la competición (frustración, agresividad, etc.)
Sus principales áreas de abordaje con un deportista son: motivación, autoestima y autoconfianza, atención y concentración, dominio del estrés y ansiedad derivados de la competición, desarrollo de habilidades para el trabajo en equipo, diseño de metas alcanzables, y otros aspectos que puedan incidir en su rendimiento.
Todo esto lo consigue con un trabajo personalizado y continuo, a “pie de cancha” en muchos momentos, en el que integra técnicas de relajación y de imaginación, evaluación y reestructuración los estilos atribucionales del deportista, elaboración de “autoinstrucciones” y entrenamiento de otras habilidades psicológicas específicas, que se traducirán en un competición más eficiente del deportista.
Destaca también su labor en la recuperación de lesiones deportivas, pues el impacto que suele tener en los deportistas genera un estrés que perdura más allá de la recuperación física de la lesión.
Parte de su trabajo también lo realiza con el entrenador y sus habilidades de planificación, liderazgo, comunicación, empatía, asertividad, etc.